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Cuenca Matanza-Riachuelo

Cuenca Matanza-Riachuelo

Un experto de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de Buenos Aires esbozó el panorama actual de la crisis de esta cuenca de agua.

¤ También abordó, con mirada crítica, algunas de las propuestas que se han estado analizando.
¤ Se trata del doctor Juan Agustín Moretton, quien trabaja con especialistas de la Facultad de Agronomía de la UBA y del Museo Rivadavia.
¤ Investigan la dinámica y la toxicidad de los contaminantes.
¤ Ensayan estrategias de fitorremediación, mediante el uso de plantas acuáticas, para detoxificar las aguas.

La cuestión de qué estrategias de descontaminación y detoxificación de ríos y cursos de agua ultracontaminados resultan más apropiadas volvió a estar en el tapete a partir de que el Senado de la Nación aprobó el proyecto presentado por el Poder Ejecutivo que crea una autoridad especial para encarar la crisis de la cuenca Matanza-Riachuelo.
El organismo que se pretende crear es la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo y dependería de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Aún falta la ratificación de la Cámara de Diputados para que este proyecto se concrete.
Frente a las diversas opciones de descontaminación y tratamiento de los cursos de agua que se han estado barajando públicamente, un reconocido experto argentino en Higiene y Sanidad sostiene que “el proceso de depuración es más sencillo de lo que se cree”. “Consiste básicamente en dejar que la naturaleza siga su curso y, en primera instancia, será imprescindible dejar de contaminar”, señaló el doctor Juan Agustín Moretton, profesor de Higiene y Sanidad de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
Desde hace 20 años, el equipo de investigación de Higiene y Sanidad viene trabajando en problemas asociados a la contaminación de cursos de agua y en particular en el caso Riachuelo. Actualmente, en colaboración con la Cátedra de Química Analítica de la Facultad de Agronomía de la UBA y el Museo de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” investigan dinámica y toxicidad de contaminantes y ensayan estrategias de fitorremediación, es decir el uso de especies de la flora autóctona, y especialmente plantas acuáticas, en los procesos de detoxificación.
Durante la entrevista mantenida con el profesor Moretton, se refirió en primera instancia al panorama actual de la crisis de esta cuenca de agua; luego abordó, con mirada crítica, algunas de las propuestas que se han estado analizando para controlar la crisis; y finalmente, presentó la propuesta de fitorremediación que los expertos de la Universidad de Buenos Aires y el Museo Rivadavia están ensayando exitosamente. Los principales resultados de esta línea de investigación fueron presentados, recientemente, en el VI Taller Nacional y III Taller Internacional sobre Teratogénesis, Mutagénesis y Carcinogénesis, que se desarrolló en La Habana, Cuba, en septiembre de 2006.

En qué consiste la crisis
La cuestión del estado actual de estos cursos de agua requiere que se la aborde desde una mirada integral. Normalmente se habla de la contaminación del Riachuelo, sin embargo, es de notar que se trata de una cuenca que, en todo caso, finaliza en el Riachuelo. De allí el nombre que recibe: cuenca Matanza-Riachuelo, que abarca 2238 km², en 35 km de ancho y 64 km de longitud y desde su nacimiento hasta desembocar, Riachuelo de por medio, en el Río de la Plata. La mayor parte de esta cuenca se encuentra en las zonas más densamente pobladas del país y también mucha de la actividad económica y logística más importante (como por ejemplo el Mercado Central de Buenos Aires, el Aeropuerto Internacional de Ezeiza e infinidad de fábricas y establecimientos).
“En primer lugar hay que considerar que los problemas ya comienzan en la parte alta de la cuenca que puede localizarse en el partidos de General Las Heras, Marcos Paz, Presidente Perón, San Vicente, Cañuelas, en la Provincia de Buenos Aires, explicó Moretton. Y agregó: “En esa parte de la cuenca están emplazados numerosos feedlots, lugares de cría intensiva destinados al proceso de engorde de ingente cantidad de ganado vacuno que recibe allí tratamiento veterinario específico, alimentación especial y terapias con medicamentos para asegurar la rapidez y eficacia de engorde”.
Esa enorme cantidad de animales produce, diariamente, toneladas de deposiciones orgánicas, lo que obviamente, va a constituir una carga orgánica, proveniente de residuos que contienen, nitrógeno, fósforo y restos de medicamentos, muy significativa que se va a volcar en los
arroyos y riachos que constituyen la cuenca. A esto se suman también un número importante de criaderos de aves que operan en las márgenes. Un caso que estudiamos desde hace años es del Arroyo Morales.
Más abajo, en lo que constituye la parte media de la cuenca, también debe atenderse a la actividad de los frigoríficos. “Los frigoríficos -apuntó el experto de la UBA- generan vertidos muy contaminantes. Así, por ejemplo, en el agua residual se encuentra tanta cantidad de sangre, que aporta una carga muy alta de materia orgánica en los cursos de agua, que no se puede depurar naturalmente”.
A la actividad frigorífica hay que sumar, además, los vertidos de otras industrias, como las pequeñas metalúrgicas y las curtiembres. Y así puede hablarse de cómo los vertidos de cada una de las más de 3.000 industrias diversas que se concentran sobre el recurso hídrico de la cuenca desechan contaminantes de lo más variados a los cursos de agua.
“En este panorama debe tenerse en cuenta no sólo la cantidad sino también la calidad de los vertidos de las industrias. Así, por un lado, importarán los vertidos grandes de contaminantes al agua, pero también, y muy especialmente, los vertidos pequeños que contienen sustancias
extremadamente tóxicas”, advirtió Moretton.
Por caso, las industrias procesadoras de alimentos se caracterizan por desechar vertidos de gran volumen, pero compuestos por sustancias relativamente biodegradables. “En cambio, y por citar apenas un ejemplo -señaló el profesor de la UBA- una galvanoplastía vierte sólo unos cientos de litros, pero se trata de un vertido de muy alta toxicidad. Conviene insistir, entonces que, además del volumen, interesa fundamentalmente la toxicidad de los compuestos”.
Como enfatizan los expertos, la llave maestra de la cuestión es, antes que nada, y ahora mismo, parar de contaminar. “La cuestión de base consiste en regular todos estos vertidos y obligar a los responsables a tratar los efluentes industriales hasta lograr una determinada calidad de agua, antes de verterla a los cursos de la cuenca”, sostuvo el investigador.
A juicio del experto, debe tenerse en cuenta, también, que las tecnologías en uso actualmente en los procesos industriales generan poco volumen de
efluentes pero notablemente más peligrosos. “Una forma de evitar esto -explicó Moretton-consiste en el aprovechamiento intensivo de las materias primas utilizadas en los procesos productivos, con el fin de generar la menor cantidad posible de residuos y, posteriormente, efectuar un tratamiento adecuado de los efluentes industriales”.

Una mirada crítica de las propuestas en curso
Entre las propuestas que se postularon en la Argentina para evitar el incremento de los ya archicontaminados cursos de agua de la cuenca figura la construcción de un canal paralelo a los cursos, con el fin de que conduzca todos los vertidos de las industrias hasta una planta común de tratamiento de residuos.
Respecto de esta propuesta Moretton advirtió acerca de que “mezclar tanta variedad de sustancias químicas, sin control alguno, puede llevar a que se generen compuestos tóxicos impensables, cuyos efectos incluso desconocemos”.
Al mismo tiempo, resaltó el experto de la UBA, se presenta en este caso, una cuestión que implica aspectos políticos, económicos y sociales. “Podríamos preguntarnos hasta qué punto es lícito que el Estado invierta enorme cantidad de recursos del erario en la construcción y operación de una planta común de tratamiento de residuos, cuando es la obligación de las empresas contaminantes hacerse cargo de la responsabilidad sobre los efectos que sus actividades producen para la sociedad”, cuestionó el especialista en Higiene y Sanidad.
También se ha propuesto, para abordar la crisis de la cuenca Matanza-Riachuelo, extraer el lodo del fondo del lecho que, por cierto, es mucho. Por ejemplo, en el Riachuelo la limpieza del cauce implicaría la extracción de cascos de barcos, automóviles y materiales de construcción
que por decenios fueron desechados allí.
Además, para Moretton, “no habría que tocar el lodo del fondo, dado que en el proceso de extracción se removerán en el agua compuestos muy tóxicos que están insolubles en la actualidad, pero que podrían disolverse durante este proceso, empeorando aún más la situación”.
Respecto de esta cuestión, investigadores de la Cátedra de Química Analítica de la Facultad de Agronomía de la UBA estudian la dinámica de los metales contaminantes del lodo. Dedican atención prioritaria a estudiar cómo se “mueven” los metales contaminantes desde un sustrato sólido, que es el lodo, a uno líquido, que es el agua, bajo distintas condiciones. De este modo puede tenerse una idea bastante acabada de lo que podría ocurrir si se practica la extracción del lodo del cauce. “Sí sería conveniente oxigenar el agua. Para tomar un caso exitoso: en Inglaterra se oxigena artificialmente los cursos de agua. Para ello se hace circular un barco que navega inyectando permanentemente oxígeno en el agua mediante paletas especiales”, relató el experto.
También con referencia estrategias que implican el uso de microorganismos, principalmente bacterias, Moretton señaló que, en ese caso, debe tenerse especial cuidado en que se trate de bacterias autóctonas, es decir que naturalmente se hayan desarrollado en los cursos de agua contaminadas y que hayan demostrado capacidad -ya sea propia o inducida en el laboratorio-de metabolizar los tóxicos de interés para convertirlos en
sustancias menos nocivas.

La fitorremediación
La fitorremediación consiste en el uso de plantas para el saneamiento ambiental. “Es una tecnología alternativa a los tratamientos de carácter fisicoquímico. Los métodos de fitorremediación requieren estudios integrales que atiendan a la biología de las especies vegetales, así como a las características químicas y microbiologías del suelo, y los estudios
agronómicos y de ingeniería ambiental”, explico Moretton.
En consecuencia, se entiende por fitorremediación el conjunto de métodos de utilidad para extraer del curso de agua o detoxificar diversas sustancias contaminantes, como los metales pesados, cromo, cadmio, níquel, cobre y zinc. También otros contaminantes como los compuestos orgánicos que pueden incluir los derivados del petróleo.
Los vegetales seleccionados para este fin deben tener la capacidad fisiológica y bioquímica de absorber, retener, en el caso de metales y degradar o transformar las sustancias tóxicas en otras formas químicas menos tóxicas en el caso de compuestos orgánicos.
Se trata además de un proceso bastante menos costoso que los métodos tradicionales que utilizan como descontaminantes otras sustancias químicas o bien microoganismos como bacterias. “Sin embargo -aclara Moretton-debe dejarse constancia de que es un método que requiere de plazos mayores. Eso, aplicado a la descontaminación, por ejemplo del Riachuelo y zonas adyacentes, choca con la idea que se ha impuesto de que de que debe hacerse algo rápido, de modo de contar con esos terrenos para emprendimientos inmobiliarios, es decir, para construir otro Puerto Madero”, señaló el experto argentino. A lo que agregó: “Lo ideal sería, además de aplicar procesos de fitorremediación en esas áreas, generar allí zonas verdes, parquizar. Y dejar que la naturaleza actué con sus tiempos”.
Junto con el equipo dirigido por la licenciada en Ciencias Químicas, Alicia Fabricio de Iorio, quien tiene a su cargo el proyecto “Dinámica de contaminantes y pautas para la remediación de la cuenca del río Matanza-Riachuelo”, desde la cátedra Química Analítica de la Facultad de Agronomía, la doctora Laura de Cabo y sus colaboradores del Museo de Ciencias Naturales ya han ensayado con muy buenos resultados el uso de una especie autóctona: se trata de una especie de junco, el Schoenoplectus californicus, que absorbe metales, principalmente zinc.
Los investigadores de la UBA estudiaron los niveles de contaminación y las posibilidades de remediación de este junco. Para ello, tomaron muestras de lodo tanto en las márgenes del arroyo Morales, un curso de agua de unos 35 kilómetros de extensión, que es uno de lo principales afluentes del Ríos Matanza, en un basural a cielo abierto y también del Riachuelo. Posteriormente evaluaron la función del junco autóctono en la absorción de metales pesado, y principalmente de zinc. Los resultados de estos estudios ya fueron presentados y discutidos en las XXII Jornadas Interdisciplinarias de Toxicología, realizadas en 2002.

Conformación actual del Grupo Responsable
De Cabo, Laura
Fabricio de Iorio, Alicia Rosa (responsable)
Moretton, Juan Agustín
Rendina, Alicia Elena
Santanatoglia, Oscar José

Otros colaboradores
Arreghini, Silvana. Becario posgrado
Bargiela, Marta Fidela. Investigador
Barros, Maria Josefina. Investigador
Bujan Alfonso. Investigador
Castglioni, Mario. Investigador
Chagas, Celio Ignacio. Investigador
Costagliola, Pablo. Personal Técnico
De Los Ríos, Alejandra. Investigador
De Siervi, Marcelo. Investigador
Fernandez Guillermo. Personal Técnico
Garcia, Ana Rosa. Investigador
Korol, Sonia Edith. Investigador
Magdaleno, Anahí. Investigador
Massobrio, Marcelo. Investigador
Miniño Hugo. Personal Técnico
Paz Sticoti Marta Investigador
Premuzic, Zdenka Investigador

Resumen del proyecto
Palabras clave
Río, metales pesados, COPs, nutrientes, especiación, biodisponibilidad, toxicidad, biorremediación

Resumen
El Río Matanza-Riachuelo, colector principal de una cuenca bonaerense de 2.300 km2, atraviesa una de las zonas más densamente pobladas del país, y se encuentra entre los más contaminados del mundo. En su cuenca alta predomina la actividad agropecuaria, mientras en la media y baja tiende a incrementarse la densidad poblacional e industrial. Los principales contaminantes provienen de modelos confinados de producción animal, prácticas agrícolas, efluentes cloacales domésticos, basurales a cielo abierto, aguas pluviales contaminadas y actividades industriales que vierten aguas residuales (generalmente sin tratamiento previo) al río o sus afluentes. El conocimiento de la dinámica de contaminantes resulta uno de los aspectos cruciales para elaborar estrategias sostenibles y efectivas de control. Asimismo, el estudio de la posible atenuación de consecuencias ambientales generadas por la actividad antropogénica sobre los ecosistemas resulta relevante para los planes de manejo del área. Este proyecto tiene por objetivo el análisis de las dinámicas de los contaminantes y nutrientes en el sistema sedimento-agua, su estabilidad relativa, y variaciones en su grado de toxicidad sobre distintos organismos, así como su acumulación en algunos de ellos, a fin de generar
bases para pautas de manejo ambientalmente adecuado de aguas y sedimentos del lecho del río y del plano aluvial. Los sitios de muestreo estarán distribuidos en distintas áreas de la cuenca del río Matanza, en función del uso de la tierra, contemplando sitios de baja y alta contaminación. Se determinarán las variables físico-químicas en el agua, sedimento y plano aluvial. Mediante ensayos en condiciones controladas de laboratorio se estudiarán: los cambios en la movilidad de los metales pesados y nutrientes producidos por las modificaciones en el estado de oxidación del sistema; sus variaciones debidas a la asimilación por distintos organismos; los efectos genotóxicos en sedimentos y en agua en relación con las formas químicas de los metales pesados y compuestos orgánicos persistentes (COPs) en los sedimentos; y el grado de toxicidad en distintos seres vivos. Se evaluarán los factores de asimilación y acumulación en vegetales y bacterias para establecer alternativas de biorremediación. Los resultados esperados de esta investigación brindarán una mayor comprensión de los procesos que controlan la movilidad y biodisponibilidad de contaminantes, proveerá evidencia sobre el rol clave de diversos organismos en el ciclo biogeoquímico de los metales pesados y nutrientes, así como fundamentos para su utilización en alternativas de biorremediación. Esto constituirá un aporte para establecer futuras pautas de legislación y encarar procesos de remediación en las distintas secciones de la cuenca.