Ediciones Médicas
Epidemia de gripe ¿es o se hace?

Epidemia de gripe ¿es o se hace?

Ex Profesor Titular de Enfermedades Infecciosas, UBA.
Ex Director del Hospital Francisco Muñiz, Buenos Aires.
Ex Director del Hospital de Clínicas Bs As. UBA.
Miembro de la Comisión Nacional de Bioética de la que fue su Presidente,
Conferencista invitado en congresos nacionales e internacionales.

Hace más de 60 años Ramón Carrillo afirmaba con claridad meridiana: “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la angustia, a la tristeza y al infortunio social de los pueblos, los microbios como causa de enfermedades, son unas pobres causas” (Contribución al conocimiento sanitario. EUDEBA, 1974).
No cayó en el extremo cultural ultra-relativista de negar los microbios, los reconoce pero los subsume en la construcción social de la enfermedad.
Es en este sentido que me permito algunas reflexiones sobre la epidemia de gripe A en nuestro país en 2009, aclarando que las mismas no son generalizaciones, sino particularidades sobre cada uno de los sectores involucrados, porque toda generalización es mala, incluso ésta.

Los políticos
Históricamente las políticas sanitarias en Argentina se han caracterizado (salvo el interregno Carrillo 1946-1953) por la fragmentación y la heterogeneidad. La actual epidemia de gripe A no es una excepción. Un informe de la OMS en el 2004 advertía al gobierno de la posibilidad de esta gripe, señalando, además la poca efectividad del cierre de escuelas como así también la clausura de vuelos y fronteras. La respuesta fue tardía, lenta y desorganizada, peor aún con mensajes contradictorios, como por ejemplo: cifras dispares de casos y muertes entre el Ministerio de Salud de la Nación y los Ministerios de distintas provincias. El asueto “sanitario” del 10 de julio se cumplió en la Provincia de Buenos Aires, mientras que el Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, lo consideró innecesario.
El Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires afirmó que no hay portadores sanos; ¿cómo lo supo si no hay investigaciones epidemiológicas en terreno? Y si no las hay, por qué tantas medidas de prevención?.
Se cierran escuelas pero se abren shoppings, teatros y cines. El Ministerio de Educación aconseja en el receso escolar trabajos “grupales” en casas de familia y el cuaderno “viajero” (sic).
En los últimos años la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación informó por año un millón de casos de gripe estacional y 3 mil muertos, sin embargo no se tomaron las medidas de esta epidemia de gripe A, que evidentemente es menos grave que la estacional.
La epidemia en Chile no causó más de 40 muertos. La explicación está en que en ese país la vacuna antineumocócica es obligatoria y gratuita a partir de los 2 meses y la mayor causa de muerte en gripe A es precisamente la neumonía neumocócica.
En nuestro país dicha vacuna no se ha universalizado y como manifiesta acertadamente el Dr. Eduardo López, Presidente de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica, Argentina tiene un atraso de 15 años en programas de inmunizaciones.
Se privilegian intereses políticos antes que los sanitarios. El Dr Sylvestre Begnis, Presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados denunció (La Nación 15-07-09): “El gobierno ignoró la advertencia del Comité de crisis y no suspendió las clases en junio para no afectar la campaña electoral. Son decisiones políticas que los sanitaristas no compartimos”. Es intolerable que políticos espurios manipulen y nieguen el quehacer y los informes de los científicos.
Históricamente en las epidemias siempre se buscó la culpa en “el otro”. A la sífilis, los franceses la llamaron “mal italiano” y los italianos por su parte la denominaron “mal gálico”. En la epidemia que nos ocupa también se intentó, al principio, culpar al otro. En este caso eran los “mejicanos” y cerramos los vuelos pero no los provenientes de EEUU cuando en ese país los casos eran más numerosos que los de Méjico.
También históricamente las epidemias han sido usadas políticamente como estrategias de ocultamiento de otras realidades sanitarias más graves que la propia epidemia, como se verá en el acápite sobre medios de comunicación.
Antes de las elecciones del 28 de junio, el Ministerio de Salud de la Nación había notificado tres mil enfermos, dos días después al asumir el nuevo ministro anuncia 100.000, sin aclarar si son casos notificados o extrapolaciones estadísticas.
El 14 de julio el Ministro de Salud de la Nación anuncia 137 muertes, con gran enojo, en una conferencia de prensa de la Sra. Presidenta que culpa al periodismo de estas cifras. Desde ese día no hay, hasta el presente (31 de julio), nuevas notificaciones oficiales. Otra maniobra de ocultamiento.
El Ministro de Salud de la Nación dice que no es necesaria la emergencia sanitaria porque dispone de todos los medios que solicitó. A los pocos días anuncia que se “avivó” (perdón por el lenguaje coloquial) que en realidad en el país había emergencia sanitaria desde el Decreto 486 de 2002 en el gobierno de Duhalde.
En situaciones actuales de epidemia el que exista emergencia sanitaria no es un dato menor, La Oficina Internacional de Comercio autoriza a los países en emergencia sanitaria a desconocer la ley de patentes y el medicamento en cuestión adquirirlo como genérico y así ahorrar el 40% del gasto.
Sería interesante que el Señor Ministro aclare si el millón de dosis de oseltamivir fue comprado a precio de mercado del laboratorio proveedor o acudió a genéricos (por supuesto comprobada su eficacia) porque en este último caso se hubiera ahorrado 30 millones de dólares.

La industria farmacéutica
Como dije al principio no voy a generalizar, porque es necesario reconocer la ayuda científica y material de la misma en muchas circunstancias, sino a reflexionar sobre algunas situaciones de la industria farmacéutica ya señaladas por Marcia Angell en “La verdad sobre la industria farmacéutica”.
En los años 1998 y 1999 se habían pronosticado en EEUU siete millones de casos de gripe aviar con alta mortalidad. El entonces Presidente Bush aprueba una partida de mil seiscientos millones de dólares para comprar Tamiflú a la empresa farmacéutica Gilead Science, que en ese momento tenía la patente. Termina la “epidemia” y se registraron 39 casos y ningún muerto. Interesantemente, un año antes el Presidente del Directorio de la citada empresa era Donald Rumsfeld, Ministro de Defensa de Bush, ideólogo y ejecutor de la guerra en Irak.
El informe OMS 1998 sobre Ética en la Industria Farmacéutica dice taxativamente: “ Los intereses comerciales no deben anteponerse a la Salud Pública. La promoción de medicamentos no debe superar las evidencias científicas”.
Veamos: un estudio de metanálisis sobre efectos de oseltamivir (Tamiflú) en gripe (Cooper y col. BMJ 2003; 326: 1235) concluye que la efectividad del medicamento es limitada a ciertos grupos poblacionales y se reduce a disminuir 1 día la duración de los síntomas, no suprimiendo la excreción nasal del virus. Por otra parte, advierte sobre efectos adversos neuropsiquiátricos y que hasta el momento no hay evidencias ciertas sobre efectividad en relación costo-beneficio, desaconsejando su uso masivo
Información oficial de Laboratorio Roche: facturación, mil millones de dólares en el 1º semestre de 2009.

Medios de comunicación
Como en el acápite anterior no voy a referirme a todos los medios sino a algunos de ellos que con algunos políticos ejercen mutuamente una suerte de “atracción fatal”. Advertía Baudrillard en “La ilusión del fin” que “los medios nos han vampirizado el sentido” y eso ocurre en el caso que nos ocupa cuando los medios que silencian el “sentido social” de la epidemia ocultan que la mayoría de las defunciones ocurren en poblaciones con necesidades básicas insatisfechas.
La mencionada “atracción fatal” ocurre cuando colaboran con mensajes contradictorios (el 29 de julio “La Nación” notificaba 230 muertos y “Ambito Financiero” 320) y con estrategias de ocultamiento desde ámbitos oficiales.
El periodismo no debe ser sólo un receptáculo de información, debe investigar sobre lo que no se dice, sobre lo que no se informa desde el oficialismo y no haber colaborado en el “silencio” oficial en estos tres meses de epidemia sobre realidades sanitarias mucho más graves. Por ejemplo: 20 muertes por día en accidentes de tránsito, muerte por tuberculosis 1 cada 8 horas, muerte infantil 1 cada hora, tres millones de infectados chagásicos y 400 mil cardiopatías, 800 casos nuevos de lepra, y 400 de paludismo por año, mortalidad en adolescentes por sida, 1ª causa en el conurbano de Buenos Aires y 3ª en el país, 48% de la población sin agua potable y 37% sin servicios cloacales, aumento de la brecha entre el sector más pobre y el más rico: en 2000, 22 veces y en 2008, 34 veces. Todos estos datos de la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación, no fueron difundidos durante la epidemia de gripe A.
Un principio ético fundamental en periodismo es respetar la intimidad y la privacidad de las personas, sobre todo cuando están desvalidas. Vemos en la televisión periodistas con barbijos, entrando en salas de internación, hablando y mostrando pacientes afectados de gripe A (sin barbijo) aduciendo que tenían permiso de las autoridades sanitarias. Esta excusa no tiene validez ética, por cuanto esas autoridades no tienen autoridad moral para otorgar ese permiso, que solamente puede ser otorgado por los mismos pacientes o bien familiares habilitados al respecto.
Humberto Eco señala en “Estrategia de la Ilusión” que cuando los medios montan el comentario sobre la información re-crean la realidad en otra realidad.
Un importante matutino mostraba fotos de pacientes muertos por gripe A y el epígrafe decía: “el rostro de la epidemia”.
Además de violar la intimidad y la privacidad que son materia penal (recordemos la foto de Balbín saliendo de terapia intensiva y que la justicia condenó al medio que la publicó) recrean una realidad ficticia: “la gripe es muerte”, cuando estudios serios estadísticos y epidemiológicos no llevan las tasas de mortalidad más allá del 0,4% de los casos.
Según Le Monde Diplomatique de octubre 2003, en el 2000 el 50% de los medios de comunicación estaban en manos de 20 mega empresas y para el 2020 calculan que el 80% estará en manos de 5 mega empresas.
Estaremos a un paso del control del pensamiento.

La sociedad
No nos dejemos amedrentar por la “tormenta mediática” que mediante hipertrofia de noticias sensacionalistas, nos sobreestiman el riesgo de la gripe ignorando el riesgo común: es más fácil morirnos en un accidente de tránsito que en una epidemia de gripe.
Nos llevan a la paranoia de cruzar a Uruguay a comprar Tamiflú hasta casi agotar el stock, a comprar masivamente barbijos y gel de alcohol aumentando así los precios en un 400%, cuando el lavado de manos es más efectivo y más barato.
Advertía Camus en “La Peste” sobre el pánico y el “exilio interno”, cuando nos hacen convertir al “otro” de un necesitado en un enemigo.
Exagerando las medidas de prevención corremos el riesgo de eliminar al “otro” en la producción simbólica y social, eliminación que, como advierte Baudrillard en “El crimen perfecto” hará desaparecer la humanidad antes que la eliminación en la producción biológica.
En palabras de Levinas: “yo no soy el otro, pero necesito al otro para ser yo”.
El Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires recomendaba el distanciamiento entre personas y evitar el “pegotamiento” (en sus propias palabras); evidentemente nunca viajó en subte o en colectivos o en trenes.
Por favor no dejemos de tomar mate, la única bebida que no se puede compartir si estamos enojados. Es el símbolo de la amistad y la confraternidad. Los que dicen que puede contagiar, ignoran que la temperatura del agua del mate es entre 75º y 80º y el virus de marras sucumbe a 60º.
Usemos las medidas de prevención como recomendaba las acciones políticas Aristóteles en “Polis”: “Actuar con lo posible, de lo posible lo conveniente y siempre con mesura”.
En palabras de Luciano de Crescento “las personas somos ángeles con una sola ala, la única forma de volar es abrazándonos”.
Que los biologicistas no nos corten la única ala que nos queda.

Mensajes finales

A la industria farmacéutica: recordar la editorial del Lancet 1997; 349: 1635 “Es necesario que la industria farmacéutica entienda que su responsabilidad en la investigación clínica no es confinarse a firmar cheques, es también responsable de la ética en investigación.”

A la sociedad: recordar la leyenda árabe que cuenta que se encuentran en la plaza la Peste y un hombre, éste le pregunta adónde vas, a lo que la Peste responde “a Damasco a matar mil personas”. Después de varios días los protagonistas se vuelven a encontrar y el hombre increpa a la Peste: “Dijiste que ibas a matar a mil personas y murieron diez mil”, contestando la Peste, “Yo maté a mil, las otras 9 mil las mató el pánico”.

A los medios de comunicación: las palabras de Lord Acton, en 1870 al salir de la Cámara de los Lores y anunciar a los periodistas que se había aprobado la libertad de expresión: “Lo han conseguido, ahora son el 4º poder pero recuerden que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente” Reflexión personal: cuando el 4º poder no está al servicio de la verdad y la ética es un poder de cuarta.

A los políticos: las palabras de Bernard Shaw: “a los pañales y a algunos políticos hay que cambiarlos a menudo, ambos por las mismas razones”.

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